Ya lo hemos visto todo

Si, como la pintura, la fotografía pone el mundo ante un espejo, es un espejo que siempre ha estado roto. Las fotografías no son nada más que fragmentos. El muro de una prisión, un cazador orgulloso con el venado que ha cazado, un bebé, una estrella amarilla cosida en una chaqueta, una vista aérea de una pareja haciendo el amor en un paisaje llano, un primer plano de un minero de Silesia tiznado, un granjero fumando: nos puede parecer que las fotografías capturan un mundo entero pero son siempre fragmentos y figuraciones por muy icónicas que sean. Y si, como las prostitutas sonrientes de algunas fotos de Brassaï, nos parece que ya lo hemos visto todo, ¿cómo es que nunca estamos satisfechos, y siempre queremos volver a mirar? ¿Qué más esperamos ver?

— Adrian Searle, Out of sight, The Guardian, 24 de Octubre de 2006

Maestro, ¿debo dejarlo todo?

–Creí que por sus teorías usted desaprobaba que un escritor se casara.
–Sin duda, sin duda. Pero ¿no me llamará a mí escritor?
–Debería darle vergüenza– dijo Paul.
–¿Vergüenza de volverme a casar?
–No diré eso…, sino vergüenza de sus razones.
–Debe dejar que las juzgue yo, amigo mío.
–Sí, ¿por qué no? Usted juzgó admirablemente las mías.
El tono de esas palabras pareció de repente sugerirle lo insospechado a St. George. Se quedó mirando como si leyera en ellas una amargura.
–¿No cree que he jugado limpio?

Leer másMaestro, ¿debo dejarlo todo?

La educación de un fotógrafo

Bob Mitchell, Amphoto Guide to Travel Photography, Nueva York, Estados Unidos, 1979

El autor de la Amphoto Guide to Travel Photography, Bob Mitchell, es un reputado fotógrafo (es el fotógrafo oficial del circuito de Indianápolis) que empezó a interesarse por el oficio cuando trabajaba como maquetista de arquitectura, oficio que a día de hoy sigue compaginado con el de fotógrafo. Además de fotógrafo y maquetista también es inventor. En este campo su contribución más importante a la fotografía es la “Color Canoe”; un rígido cachivache en forma de canoa que sirve para revelar positivos en color y que, gracias a su ingenioso sistema, mantiene estable la temperatura de los líquidos. Además, es obvio, también escribe. Y yo he de reconocer que este tipo de libros me encantan. Primero, porque es oir hablar de viajes y a uno se le ponen los ojos golosos. Segundo porque estos libros, leídos desde la más rigurosa historiografía del medio que nos ocupa, la fotografía, son extraordinariamente útiles. Dejadme que me explique. O mejor, ya me explicaré más tarde.

Leer másLa educación de un fotógrafo