Palomas al aire

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Pino Settanni, Voligrammi, La Nouva Foglio, Pollenza, Italia, 1976

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Las prolongaciones de las patas izquierdas convergen en el punto O

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Formación de un triángulo isósceles uniendo las patas izquierdas de tres palomas

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Diagrama de vuelos opuestos con A, A’, B y B’ paralelos

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Formación de un triángulo rectángulo

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Búsqueda de curvas en un vuelo de palomas

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Parejas de gaviotas que vuelan sobre el mismo eje perpendicular a la línea de tierra

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Colas paralelas

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Formación de ángulos iguales

Pino Settanni, Voligrammi, La Nuova Foglio, Italia, 1976

Construcción de arcos paralelos, pasando por al menos dos palomas, con centro en un punto «O», fuera de la lámina

Hace medio siglo, cuenta la leyenda, viajando por la ruta 66 entre Los Ángeles y Oklahoma City para visitar a su madre, Ed Ruscha fotografió las estaciones de servicio por las que iba pasando. Las fotografías las publicó en un libro con el imaginativo título de Twentysix Gasoline Stations (Veintiséis estaciones de servicio), el primer libro de artista.

La relación entre los libros y el arte es larga y compleja desde aquél día, hace casi cuatro milenios, en que un escriba egipcio complementó las instrucciones de un rito religioso para honrar al faraón Sesostris I con treinta y dos dibujos1. ¿Cómo puede ser Twentysix Gasoline Stations el primer libro de artista? ¿De qué hablamos cuando hablamos de libros de artista?2

El cambio que supuso el libro de Ed Ruscha fue considerar el libro mismo como obra de arte. Dicho de otro modo, el libro no como contenedor de reproducciones de obras de arte, sino como la obra de arte. Y, además, asume ciertos valores de la edición de libros como valores propios de este tipo de obras: la reproducción múltiple y la amplia difusión a un precio asequible, en contra de una concepción fetichista y aurática de la obra de arte3.

Al mismo tiempo, por aquellos años, algunos artistas pop, minimalistas o conceptuales, y muchos otros bichos raros sin filiación conocida, comenzaron a usar la fotografía no por sus valores estéticos sino como un mero instrumento de comunicación o documentación de sus obras. Un uso que ignoraba por completo la Historia de la Fotografía, así con mayúsculas, y todo ese esfuerzo de los fotógrafos por convertir su oficio en arte.

El libro que hoy presentamos es un libro de artista del fotógrafo italiano Pino Settanni, que aquí más bien actúa como un cosmógrafo. Se titula Voligrammi, que vendría a querer decir “escrito en el vuelo”, ese grammi final, como en diagrama, o telegrama, pues algo de ambos tiene.

El planteamiento es sencillo: Pino recorre las calles de Roma fotografiando al azar el vuelo de las palomas con un teleobjetivo. La fotografía, opera aquí como un mero instrumento técnico: traspone la escena tridimensional y en movimiento en un pequeño rectángulo bidimensional. Pino Settanni escudriña las fotografías, como habría hecho hace casi tres mil años un augur etrusco, buscando un orden, un sentido, un significado en las disposiciones aparentemente casuales de los pájaros sobre el papel.

La pregunta que subyace en este libro es si tiene sentido el desorden aparente del cosmos. La trasposición del mundo en fotografías, el análisis de las formas resultantes y de sus configuraciones, ¿ayuda a desentrañar un orden oculto del universo, o simplemente nos desnuda los desvaríos desesperados de una imaginación paranoica?


 

1 El papiro dramático del Ramesseum es el libro ilustrado más antiguo que se conserva. Seguramente hubo un libro ilustrado anterior, el Libro de los dos caminos, una guía de viaje a través del inframundo, por tierra o por agua, dos caminos separados por el lago de fuego, cuyo texto, ilustrado con mapas, se conserva en el interior de algunos sarcófagos encontrados en Deir el-Bersha. Técnicamente hablando no son libros, sino rollos de papiro, pero no olviden que seguimos en el territorio de la leyenda.

2 Es una pregunta retórica. La definición precisa del término libro de artista ha dado lugar a extensa literatura, especialmente en inglés donde uno puede pasarse un buen rato, gramaticalmente hablando, simplemente considerando si debe ser artist books, artists books, artists’ books o artist’s books. Como se pueden imaginar, la discusión deriva fácilmente en un “la parte contratante de la primera parte será considerada…”

3 Paradójicamente, Clive Phillpot afirmaba que los libros de artista deberían ser libros como los demás, negaba la necesidad misma de una sección separada de libros de artista en bibliotecas y librerías, y mencionaba situar el Twentysix Gasoline Stations en la sección de arquitectura.

Pino Settanni

Voligrammi

publicado por La Nuova Foglio en Pollenza, Macerata, Italia;

primera edicin, 1976; 88 páginas; 234 × 155 mm.;

encuadernado en rústica;

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