The Insistent Object, Fraenkel Gallery, Estados Unidos, 1987
A la fotografía le gusta vivir en el filo de la navaja, en el punto de equilibrio entre diversas tensiones. Quizás la más elemental es la tensión entre la fotografía como superficie coloreada y como mirada al mundo. Si se me permite una gruesa generalización, la fotografía artística suele privilegiar lo primero, enfatiza que no es el mundo lo que vemos sino una representación particular, con la mediación imprescindible del artista. La fotografía instrumental suele ser lo contrario, el soporte material no es importante, lo que cuenta es el pedazo de mundo que nos está enseñando.
La Fraenkel Gallery de San Francisco nos tiene acostumbrados a explorar temas sutiles, difícilmente abordables desde una perspectiva cientifica. Les recuerdo que no hace mucho vimos su libro sobre la materialización del pensamiento. Se diría que son traficantes de sensaciones inefables. Además, no siendo una institución educativa ni científica, no necesitan abordar los temas con rigor ni completitud, adornándose con una colección de textos filosóficos o históricos que exploren el tema en profundidad. Les basta con agrupar una pequeña colección de fotografías.
En este caso abordan una cuestión elemental: cuando el fotógrafo fotografía un objeto particular, la tensión de la que hablaba al principio se acentúa. ¿Estamos viendo el objeto, o su representación? Hay veces en que, como dice el título de la exposición, el objeto insiste, no se deja domar fácilmente, intenta sobreponerse a su reducción a mancha sobre el papel. Son fotografías muy especiales. La galería ha recogido una amplia muestra que va desde fotógrafos anónimos a los grandes nombres de la historia, pero lo que llama la atención es que estas fotografías no se leen como ejemplo del trabajo de tal o cual fotógrafo, sino que absorben la mirada como objetos, como los objetos.
The Insistent Object
editado por la Fraenkel Gallery, en San Francisco, Estados Unidos;
primera edición, 1987; 329 × 249 mm.; 64 páginas;
editado por Jeffrey Fraenkel; diseñado por Catherine Mills; tipografía de Burch & McElroy Typographers; impreso por Singer Printing Company; encuadernado en rústica;