Nuestros castillos

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada, ルードヴィヒII世の城: Cosmos of the Dream King, Japón, 1979

Nuestros castillos viven con nos y con nos morirán
— Luis II

Hace poco hablábamos de los castillos de Luis II de Baviera, aquel rey de la segunda mitad del siglo XIX que amaba las artes y odiaba la política, que creía vivir en un cuento de hadas y se gastó su fortuna en construir castillos neogóticos, que fue declarado loco y apartado del trono, y que murió poco después en circunstancias misteriosas.  Su vida inspiró la gran película de Luchino Visconti Ludwig y sus castillos el de Blancanieves de Disney.

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada –del que ya vimos su primer libro, El Mapa–, tardó seis años en publicar el segundo: Sacré Atavism, en 1971. En él, hace un amplísimo recorrido a través del espacio y el tiempo, desde el jardín de los monstruos en Bomarzo hasta las representaciones del infierno en los capiteles románicos de las iglesias francesas, desde los jardines Tiger Balm de Hong Kong hasta las ruinas de Pompeya, desde los museos de cera de Londres, París, Nueva York o Los Ángeles hasta el campo de concentración de Dachau.

Lo que explora Kawada es la cara B de la humanidad, un mundo de sueños y terrores, deseos y abismos, que a lo largo de la historia se han ido materializando en espacios, arquitecturas y obras de arte.  El tercer capítulo del libro está dedicado a los castillos de Luis II y algunos años después fue ampliado y publicado como libro independiente.

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

En el libro nos muestra los cuatro castillos diseñados y construidos por Luis II en un blanco y negro oscuro y contrastado como es habitual en Kawada. Los objetivos utilizados, grandes angulares y ojos de pez, van deformando el espacio, pero éste está tan abigarrado que a veces cuesta darse cuenta.  Las fotos están puestas una por página, y las líneas de fuga, las nervaduras, van entretejiéndolas de forma que no se sabe bien dónde termina una y comienza otra.  Lo que vemos en nuestro viaje es una mirada tan subjetiva que se solidifica y nos da la impresión de estar mirando este mundo desierto como un fantasma.

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Akira Hasegawa en el ensayo con que finaliza el libro nos dice: «En esta colección Kawada representa con fidelidad clínica los resultados singulares de la locura de Luis II, iluminando y registrando el interior de un espíritu implacable.  Esta colección expresa también el afligido mundo interior de Kawada: en cierta forma es la locura observando la locura.»

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada, The Castles of Ludwig II: Cosmos of the Dream King, Japan, 1979

Kikuji Kawada

ルードヴィヒII世の城: Cosmos of the Dream King

texto en japonés de Tatsuhiko Shibusawa y en inglés de Akira Hasegawa;

editado por Asahi Sonorama, Tokio, Japón;

primera edición, 1979; 120 páginas; 207 × 216 mm.;

número 24 de la colección Sonorama Shashin Sensho;

encuadernado en cartoné con sobrecubierta;

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2 comentarios en “Nuestros castillos”

  1. Muchas gracias cian por este interesante artículo, en mi opnión creo que Kawada dejó el listón muy alto para mi con su primer libro y este segundo está muy lejos de la fuerza que transmite «el mapa», Evidentemente la temática es radicalmete distinta y no queda duda que tras ese objetivo está kawada dejando su impronta en cada «distorsión».

    Muchas gracias y espero un nuevo «review» 😉

  2. Este libro, frente a otros de Kawada, tiene el inconveniente de estar centrado totalmente en un lugar y un momento. De hecho, como menciono, no es más que una versión de un capítulo de otro trabajo más extenso y ambicioso. Sin embargo, mantiene ese estilo, a la vez sencillo y contundente, y transmite esa sensación de haber quedado atrapado en un laberinto, que son tan particulares de este fotógrafo japonés.

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