“Esto me basta” es la denominación que llevan a veces las casitas de los trabajadores que, como las demás clases, tiene necesidad de ilusiones y mentiras. “Esto no basta” podría ser evidentemente la denominación de cada uno de los castillos de Luis II de Baviera, un título que daría razón también del estado de ánimo de los visitantes que, pasando de una sala a otra, de un punto de vista al otro, de la gran cámara a la capilla y de las cocinas al cuarto de baño, parecen ante todo preocupados por terminar con su espera y agotar su deseo de ver. Esos visitantes partirán mañana, como Luis II, según se dice, salía todas las noches para recorrer un camino circular que al alba volvía a llevarlo a su punto de partida. Los visitantes partirán para ver otros castillos, escuchar a otros guías, recoger jirones de leyenda y fragmentos de historia. Saben que lo esencial está en el movimiento, que hay que moverse en redondo para procurarse la sensación de avanzar, puesto que, después de todo, la tierra es redonda y a un lado del camino, en un desvío (no importa dónde ni importa cuándo) y hasta en medio de un viaje organizado, es donde todos nosotros tenemos una posibilidad de encontrar el Grial, a la princesa o al príncipe encantado. Porque todos nosotros somos los descendientes de Parsifal y Walt Disney.
Marc Augé, El viaje imposible, el turismo y sus imágenes