Copos de nieve / Snow flakes

Hiroshi Hamaya, Yukiguni, Mainichi Shinbun, 1956 (huecograbado)
Hiroshi Hamaya, Yukiguni, Mainichi Shinbun, 1956 (huecograbado / gravure)
Anne Wilkes Tucker et. al. (eds.), History of Japanese Photography, Yale University Press, 2003 (litografía offset)
Anne Wilkes Tucker et. al. (eds.), History of Japanese Photography, Yale University Press, 2003 (litografía offset / offset lithography)
Judith Keller et. al. (eds.), Japan's Modern Divide: The Photographs of Hiroshi Hamaya and Kansuke Yamamoto, J. Paul Getty Museum, 2013 (litografía offset / offset lithography)
Judith Keller et. al. (eds.), Japan’s Modern Divide: The Photographs of Hiroshi Hamaya and Kansuke Yamamoto, J. Paul Getty Museum, 2013 (litografía offset / offset lithography)

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Ken Domon y los libros de fotografía

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Izquierda:Kafū Nagai (escritor), 1951; derecha:Yasunari Kawabata (escritor), 1971

La primera exposición de Ken Domon (1909-1990) fuera de Japón, una cuidada selección de 150 fotografías seleccionadas de entre las setenta mil que guarda el museo Ken Domon en Sakata, su ciudad natal, se ha podido visitar en Roma el año pasado.

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Ceremonia para el envío de enfermeras de la cruz roja al frente, Azabu, Tokio, 1938

Ken Domon es una de las figuras principales de la fotografía japonesa en el siglo XX, y la figura de referencia en la posguerra. El título de la muestra nos dice que es el maestro del realismo japonés, y para entender el realismo japonés hay que ponerlo en su contexto histórico. Japón viene de una dictadura militar que lleva al país a una guerra expansionsta por toda Asia y a la segunda guerra mundial. En ese contexto la fotografía japonesa sólo tiene dos formas posibles: la propaganda política o lo que Ken Domon llamaba fotografía de salón, imágenes formalistas inofensivas. Después de la guerra, con la derrota militar llega la ocupación norteamericana, la desarticulación del sistema político y la construcción de un nuevo Japón. Es en este contexto que Ken Domon propone una fotografía realista que mira de frente al presente.

Ken Domon, maestro del realismo japonés

El maestro de marionetas Yoshida Bungorō, teatro Bunraku de Yotsubashi, Osaka, 1941-42

La fotografía en la época de Ken Domon se difundía a través de las páginas impresas de los libros y las revistas, no a través de fotografías enmarcadas y colgadas en las paredes de las salas de exposición. De la gran cantidad de libros que publica Ken Domon hay dos que son considerados obras maestras, y que no pueden ser más diferentes. Hiroshima (1958) y Los niños de Chikuhō (1960).

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Gemela invidente, de la serie Hiroshima, 1957

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Mujer siendo tratada por las lesiones de la bomba atómica, de la serie Hiroshima, 1957

Hiroshima es un libro que marca un antes y un después en la fotografía japonesa. Ken Domon fotografía de forma clara y transparente la vida de los supervivientes, sus heridas y cicatrices, el tratamiento médico, sus familias. Es un libro producido en gran formato, muy cuidado con impresión en huecograbado. En una de las paredes de la exposición, en letras muy grandes, aparece una cita del premio Nobel de literatura Kenzaburo Oe en la que dice: «Hiroshima de Ken Domon es la obra de arte más moderna. Mostrar personas vivas luchando contra la bomba, y no personas muertas por culpa de la bomba, es enfrentarse directamente a la esencia del arte desde un punto de vista completamente humano».

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Las hermanas huérfanas Rumie y Sayuri, de la serie Los niños de Chikuhō, 1959

En enero de 1960 Ken Domon publica Los niños de Chikuhō, un libro que centra su mirada en los niños de una región minera del sur de Japón cuyas minas están cerrando por decisión del gobierno, condenando al paro y la pobreza a sus habitantes. Domon se centra en los niños, pero el libro es en realidad una denuncia política de la situación. Publicado en un formato muy pobre, impreso en papel prensa de baja calidad en formato revista, a un precio muy popular, se reimprime varias veces ese mismo año y vende más de cien mil ejemplares. A final del año sale una continuación: El padre de Rumie ha muerto.

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Toshirō Mifune (actor), 1952

La muestra recorre todo el trabajo de Ken Domon, desde su comienzo en los años treinta trabajando para Yonosuke Natori hasta sus últimas fotografías de los templos japoneses en los años setenta.

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Cúpula del Hiroshima Dome, de la serie Hiroshima, 1957

Si la exposición tiene una pega es la sorprendente ausencia de sus libros más representativos. Los comisarios son conscientes de la importancia de los libros en la obra de Ken Domon, y las cartelas nos informan de en cuáles aparecen impresas. No sólo eso, sino que hay una sección especial dedicada a su libro Hiroshima (1958). En ella hay una selección pequeña, pero muy precisa, elegida con mucho cuidado, de las fotos del libro.  Desgraciadamente, a pesar de establecer su importancia, el libro está desaparecido. Y viendo la pequeña selección de fotografías es difícil imaginarse el impacto que produce un libro que funciona por acumulación. Algo parecido ocurre con Los niños de Chikuhō (1960) y El padre de Rumie ha muerto (1960), dos libros muy baratos impresos en papel prensa. Los niños de Chikuhō y Hiroshima son libros radicalmente diferentes, casi opuestos, pero sus fotografías se muestran en las paredes de forma idéntica.

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Una de las salas de la exposición dedicada a fotografías de templos japoneses

A pesar de todo es una delicia poder disfrutar en primera persona de las fotos de Ken Domon en la exposición y del cuidado catálogo publicado por Skira.

Ken Domon, maestro del realismo japonés

Ken Domon fotografiando junto al Hiroshima Dome, 1957

Puesta de sol, no vengas pronto

Daido Moriyama, Terayama, MATCH and Co. Ltd., 2015

Daido Moriyama, Shuji Terayama, Terayama, MATCH and Company Co. Ltd., Tokio, Japón, 2015

[N. del T.: Lo que sigue es una traducción así de aquella manera de una de las historias escritas por Shuji Terayama incluidas en el libro. Dado que he traducido del inglés una historia originalmente en japonés, cualquier parecido con la realidad…]

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Listen Darling

Shigekazu Kawamura, Osaka, Japan, 1978Shigekazu Kawamura, Osaka, Self-published, Japan, 1978

Regular readers of this space will have noticed our special love for Japanese photobooks. But I have to confess that there is a slight problem: unlike my friend Amarillo, I don’t speak the language, and the little I know of Japanese culture comes from an unhealthy attachment to the yakuza films of Takeshi Kitano. If I don’t speak the language and don’t fully understand the culture, all that’s left for me when facing a Japanese photobook is to look at it the way I listen to a foreign language song, tapping my feet and bobbing my head to the rhythm hoping not to make too much of a fool of myself.

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La bella y la bestia

Masahisa Fukase, Slaughter, Super Labo, Japón, 2015

Masahisa Fukase, Slaughter, SUPER LABO, Japón, 2015

[Lo siguiente es un extracto de una conversación por correo electrónico]

Amarillo: El libro de Fukase ya está todo vendido. Aunque después de enterarme que Yoko metió mano en la selección de fotos, le quita un poco el encanto, es más light. En el primer libro de Fukase, las fotos que aparecen del matadero están entremezcladas con fotos de los animales… y esto se ha perdido.

Cian: Lo que dices del libro de Fukase tiene mucho sentido. Es verdad que le falta esa oscuridad y esa mala leche del principio. A mí me gusta mucho Homo Ludens. Por cierto, las fotos del matadero, ¿eran para una revista? ¿se publicaron como tales?

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