Una de las novedades de este año en ParisPhoto estaba escondida en una esquina: el PhotoBookStudies #1: una pared de varios metros de largo por las dos caras dedicada a mostrar un estudio del libro de Ed Van der Elsken Love on the Left Bank (1956) realizado por Markus Schaden y sus estudiantes en el taller de la Escuela Superior de Arte para los Medios de Comunicación de Colonia.
ParisPhoto este año ha dedicado un espacio especial a los libros de fotografía, en el que se juntaban editoriales, tiendas y traficantes especializados. Además, se presentó el premio Paris Photobook Prize, en colaboración con la fundación Aperture y Leica, otorgado entre los libros publicados en los últimos quince años a A Shimmer of Possibility de Paul Graham, y mención especial a Chemises, de Malick Sidibé, ambos de 2007. Unas mesas mostraban los libros seleccionados por los especialistas del jurado: Markus Schaden, Harper Levine, Satoshi Machiguchi y Hisako Motoo y Antoine de Beaupré.
Como las aves migratorias, al llegar el mes de noviembre muchas subespecies de pajarracus photographicus ponen rumbo a París buscando un oasis en que coger fuerzas para pasar el invierno. El abrevadero principal se llama ParisPhoto, y este año se ha trasladado al majestuoso Grand Palais, haciendo que esta feria que reúne algunas de las más importantes galerías de fotografía sea más compacta y agradable.
De suerte que, tal y como vengo diciendo, tal vez la luz eléctrica sólo fuera inventada, a diferencia de los fuegos con que antiguamente se buscaba repeler a las fieras y quizás también a los fantasmas, para atraerlos y hacerlos proliferar en horrible turba multa, como polillas achicharrándose en una de esas parrillas azuladas que usan en los hoteles de la costa, o como pollos bajo los focos en uno de esos espeluznantes gallineros modernos. Al igual que el Diablo, su nombre es Legión…
– Pero ¿por qué se mete a pescar ballenas? Quiero saberlo antes de embarcarle.
– Bueno, señor, quiero ver qué es la caza de la ballena. Quiero ver el mundo. […]
Desde niño las fotos que más me gustaban eran las de paisaje, que encontraba intercaladas con los mapas geográficos en los Atlas. Me fascinaban especialmente aquellas fotografías donde, sin falta, inmóvil, aparecía un hombre pequeño amenazado por las cataratas del Niagara, por montes, rocas, árboles altísimos y palmeras grandiosas, o sobre el filo de un barranco.
En breve hablaremos de esto…
