Este es el segundo año que se celebra la feria fotográfica Unseen Amsterdam, una feria con gran presencia de los fotolibros, charlas sobre libros, mercado de libros, concursos de maquetas… incluso casi todas las galerías llevan varios ejemplares de libros de los autores que representan y los tienen a la venta.
Parece que quién no haya publicado no existe. Cada vez es más frecuente ver cómo los galeristas utilizan los fotolibros, o incluso maquetas de fotolibros, para enseñar el resto de obras a posibles compradores. Además se puede ver algún libro expuesto al lado de las fotografías, como obra de arte en sí misma.
Después del estallido y especulación que han tenido algunos fotolibros y viéndolos en las galerías de arte, nos acercamos a la parte más fetichista de este mundo. Cada vez es más frecuente que los galeristas vendan los libros firmados por el autor, o incluso que esté el propio autor en la galería firmando y dedicando los libros in situ, alimentando así este fetichismo.
En las charlas los fotógrafos ya no son las únicas estrellas, ahora también brillan editores y diseñadores; el cuerpo fotográfico toma fuerza al pasar por manos de estos expertos. El público no se conforma con saber todo sobre el trabajo fotográfico en sí, ahora quieren saber todos los pormenores que esconde un fotolibro.
Como prueba de esto os contaré que al terminar la charla de Cristina de Middel y pasar al turno de preguntas, la primera pregunta fue sobre la posibilidad de una reedición de su famoso libro Afronautas, del cual se agotaron los 1000 ejemplares en menos de dos meses, antes siquiera de llegar a las librerías. La respuesta fue negativa, no habrá más afronautas en papel, solo en versión e-book.
Pero sin duda, el mejor lugar para ver libros es el mercado de fotolibros. Las tiendas están cada vez más especializadas, llegando al punto de que en algunos puestos estaban los autores vendiendo sus propios fotolibros.
En este mercado se encuentran muchos libros firmados, lo último de lo último, algunas joyitas y algunas gangas, pero lo mejor de todo son las historias de los libreros. Saben muy bien lo que tienen encima de la mesa (y debajo de la mesa si te ven con poder adquisitivo), y es fácil entretenerse hablando con ellos sobre primeras ediciones o sobre la repercusión que va a tener este u otro libro después de que Martín Parr lo anuncie como uno de los mejores libros juveniles o después de que Alec Soth lo toque con su dedo.
Otras actividades son las proyecciones de documentales y las charlas distendidas que se generaban en la zona de “Living Room”. Mi favorita fue la que mantuvieron Markus Shaden, Vicent Marcilhacy y Tamara Berghmans, a la que luego se añadió Martín Parr. Trataron en profundidad el libro de Ed Van Der Elsken –del que se había hecho una exposición y un fotolibro llamado Loking for love on the left bank–, desgranaron todos los entresijos del famoso libro, gracias a la ayuda de las 3 maquetas que había hecho el autor… en resumen, un fotolibro sobre otro fotolibro.
Luego la charla derivó en el tema de las maquetas, cuando Martin Parr dijo que los museos van por detrás del coleccionismo de arte, ya que es ahora cuando se empiezan a interesar en adquirir maquetas de fotolibros, y que él lleva varios años coleccionándolas. Y avanzando en el tema se aventuraron a pronosticar un futuro de coleccionismo de maquetas…
Mirando hacia el futuro de los fotolibros, hay que destacar el concurso de maquetas, donde el jurado, lo primero que dijo es que lo tuvieron muy difícil, y que de haber seguido un rato más deliberando hubieran llegado a otra conclusión. La verdad es que el nivel de las maquetas era tan bueno, que si las colocasen en las mesas de las editoriales nadie hubiese notado la diferencia. Mi más profunda enhorabuena a los seleccionados.
Para terminar, comentar que estuvo presente en la feria Unseen la biblioteca móvil del Photobookclub Madrid, enseñando maquetas a fotógrafos, editores, organizadores y a miembros de otros Photobook Clubs. Esta idea, ya se hacía hace muchos años con los libros prohibidos, pero ha sido reciclada, con la ventaja de la comodidad de no tener que esconderse y de poder ver las maquetas en el bar.