Larry Fink, The Forbidden Pictures, powerHouse Books, Estados Unidos, 2004
En el año 2000 se celebraron elecciones a la presidencia de los Estados Unidos de América. Terminaban los ocho años de presidencia de Clinton y la elección se iba a decidir entre su vicepresidente, Al Gore, y George W. Bush, hijo del predecesor de Clinton. En número de votos ganó Al Gore, pero dadas las peculiaridades del sistema electoral norteamericano, la decisión definitiva dependía del resultado del estado de Florida, gobernado por el hermano de Bush. La diferencia era tan pequeña que hubo que contar los votos una y otra vez. Al final el proceso se detuvo por una decisión del Tribunal Supremo que vino a decir que no había tiempo para seguir contando y recontando.
El resultado dejó un amargo sabor en muchos sectores de la sociedad norteamericana que consideraban que la elección había sido robada por Bush, que no se habían tenido en cuenta todos los votos, y que había habido graves irregularidades en circunscripciones electorales de Florida tradicionalmente demócratas. Además, en estos sectores, se tenía la imagen de George W. Bush como un hijo de papá, escasamente dotado intelectual y políticamente, que no era más que una marioneta en manos de intereses religiosos y neoliberales.
En ese ambiente, Larry Fink propone a The New York Times Magazine un peculiar reportaje de moda. La situación le recordaba a la República de Weimar en los años veinte del pasado siglo en Alemania, así que pidió hacer fotografías inspiradas en los cuadros de los expresionistas alemanes de la época: George Grosz, Max Beckmann, Otto Dix. Con una pequeña peculiaridad: los personajes de las fotos serían dobles de los políticos del gobierno de Bush. La revista aprobó el reportaje. Las fotos se tomaron el 19 de Julio de 2001, y se preparó su publicación para el otoño.
Como ya se imaginan, ocurrió lo que ocurrió. Después del 11 de Septiembre nadie quiso publicar las fotografías. Larry Fink las ofreció por Estados Unidos y Europa sin éxito. Únicamente se atrevió a exponerlas la Universidad Lehigh en Bethlehem, Pensilvania, en 2003, exposición que llevó a este catálogo que ahora contemplamos.
La fotografía es, a fin de cuentas, arqueología. Ha pasado ya más de una década, y como es de esperar, la memoria nos juega una mala pasada: empezamos a no recordar bien aquella época, los rostros y las identidades se difuminan, y los parecidos cada vez están menos claros. Curiosamente, las fotos se aproximan cada vez más a los cuadros que las inspiraron.
Pero el problema más grave de estas fotografías es que el mundo al que iban dirigidas desapareció justo antes de que fueran publicadas. No es una cuestión de censura. Las personas que eran parodiadas como figurantes de la Alemania de Weimar fueron más allá, y aprovechando una sociedad aterrorizada instauraron una guerra mundial, el asesinato por control remoto en cualquier parte del planeta, el secuestro de personas y su desaparición en cárceles secretas en las que se practicaba la tortura sistemática, y un sistema de espionaje global del que sólo ahora, gracias a las revelaciones de Edward Snowden, empezamos a entrever sus contornos.
Ante esto, estas caricaturas casi parecen chistes de mal gusto, no están a la altura, y la risa que provocan se queda atravesada en la garganta. Más bien generan un sentimiento de ternura, de nostalgia por un tiempo más inocente. El propio Larry Fink parece darse cuenta de ello, y en un pequeño texto al final del libro reconoce que las fotos y el lío que se organizó a su alrededor no era más que una tontería inconsecuente, que las imágenes son anticuadas, inexactas, ridículas e ingenuas. Y termina diciéndonos: «bienvenido al futuro».
Larry Fink
The Forbidden Pictures
editado por powerHouse Books en Nueva York, Estados Unidos;
primera edición, 2004; 24 páginas; 253 × 253 mm.;
diseñado por Kelly Doe; impreso y encuadernado por Meridian Printing, East Greenwich, Rhode Island, Estados Unidos;
Los trabajos políticamente incorrectos son, sin duda, los más difíciles de sacar a la luz. Su éxito puede ser descomunal o efímero, dependiendo de las formas, el momento y el lugar. En «Confidential» de Alison Jackson se nos muestra a Bush, Clinton, Beckham, Jack Nicholson y un sin fin de celebridades en situaciones comprometidas, pero el humor de estas fotos parece no haber encajado en la sociedad, o quizá sea un problema de forma, si en vez de un de libro serio, las fotos hubiesen viso la luz en forma de revista del corazón, seguro que su impacto hubiese sido mayor…